25 junio 2014

España, el país europeo con impuestos más altos y que menos gasta en los ciudadano


Las cifras no dejan lugar a dudas, a pesar de que Montoro nos vende una magnífica reforma fiscal, que para nada es magnífica, y para nada va a dar soluciones a los grandes problemas económicos del país, sino volver a atentar contra las clases medias y bajas, España continuará siendo un país atípico, en cuanto a impuestos se refiere. Bruselas acaba de cocinas las estadísticas de presión fiscal, recaudación y gasto público de toda Europa y la foto de España es diferente a la de la mayoría de nuestros socios, puede decirse que es una foto que sale movida.

Nuestro país es el que tiene los impuestos más altos, con las excepciones de Bélgica y Suecia, que penalizan todavía más a sus ciudadanos las rentas del trabajo y el capital. El IRPF llega al 56% en alguna comunidades autónomas, el impuesto de sociedades grava más de lo que lo hacen el resto de países europeos y el IVA es uno de los más altos de Europa con diferencia. Además en este último año y medio se han creado multitud de tasas por utilizar servicios públicos que lo que provocan es asfixia en el ciudadano y en las empresas.

Pero esta enorme presión fiscal no se traduce en recaudación. Los ingresos tributarios obtenidos por el Estado supusieron tan sólo el 37,1% de la riqueza del país, el PIB anual, en el ejercicio 2012.

Como han denunciado numerosos economistas, esto quiere decir que el sistema fiscal es ineficaz y un tanto hipócrita: Los impuestos son formalmente muy altos pero al mismo tiempo no hay una recaudación que se corresponda con el gran esfuerzo que hacen nuestros ciudadanos.

Los grandes países de la UE, nuestros espejos para compararnos, recaudan mucho más con tipos más bajos (Alemania ingresa el 44,8% de su PIB, Francia el 51,8% y Reino Unido el 41,8%), lo que debería hacernos pensar que algo más estamos haciendo.

Además la debilidad de los ingresos de nuestro país provoca que el gasto público para atender las necesidades de los ciudadanos sea de los más bajos de Europa y que así el déficit anual y la deuda pública sean desorbitados.

Una apuesta interesante que los grandes países de nuestro entorno ya hacen, y que nos diferencia sustancialmente de lo que nosotros hacemos, es cómo o en qué gastan ese dinero público. Aquí en España casi todo se destina a gasto corriente, superfluo e ineficiente, y poco a inversión, mientras que en otros países, como es el caso de Alemania, la inversión, y fundamentalmente en investigación, desarrollo e innovación, son prioritarios, y como "el movimiento se demuestra andando", así de bien les va.

Fijémonos de una vez por todas, en lo que otros hacen bien, y abandonemos las probaturas que se han hecho, y aquellas que se tengan en mente, que solo están conllevando un mayor desequilibrio entre ricos y pobres en nuestro país.