Siempre que se concede el Premio Nobel de la Paz descubrimos a una persona o un organismo que ha llevado a cabo una importante labor por conseguir la igualdad, la libertad y la paz entre los pueblos. Aunque no siempre todos compartamos la concesión del mismo, muy pocos pueden discrepar de que a quien se le otorga tiene merecido este reconocimiento por el trabajo realizado.
Cuando conocí que el Premio Nobel de la Paz de este año recayó sobre Mohammad Yunus y el Grameen Bank, el Banco que él fundó, se sentí realmente contento de ver como se ha reconocido por parte del Comité Noruego del Nobel la importante labor que en los últimos años ha realizado por sacar de la pobreza a millones de personas (más de 100 millones de familias), por lo que se le conoce cariñosamente el "Banquero de los Pobres".
Que decir cabe que habrá muchas personas que manifiesten contrariedad por tener otros favoritos para lograr este Premio, pero no dejarán de reconocer que su trabajo por combatir la pobreza merece el mayor de los galardones como finalmente ha ocurrido.
Sin lugar a dudas, es primordial romper el círculo de la miseria y la pobreza para lograr un mundo más digno y que pueda vivir en paz, de ahí que su afan por sacar de la pobreza a los más necesitados no haya pasado desapercibido por el Cómité y haya sido galardonado a pesar de no contar inicialmente como favorito a ser premiado.
Pero es tal la humanidad y solidaridad de este hombre que invertirá el dinero del premio (1,1 millones de euros) en la creación de una compañía especializada en la elaboración de alimentos para los pobres y en la construcción de un hospital oftalmológico en un país del tercer mundo.
