31 octubre 2012

¿Crisis económica o crisis ideológica?

¿CRISIS ECONÓMICA O CRISIS IDEOLÓGICA?

Parece cada vez más claro que las políticas que se están haciendo en Europa son exclusivamente políticas de recortes drásticos, de manera que los únicos paganos de la crisis son las clases medias y populares. Del único objetivo que se habla es del déficit y de la deuda. Además, t...
odo ello debe hacerse en un cortísimo espacio de tiempo. Y como receta dogmática se publicita y practica la bajada de salarios y los despidos. Así, dicen, haremos más competitiva la economía. Sin embargo, la bajada de salarios y los despidos están deprimiendo la demanda y el consumo interno, lo que provoca la recesión.

¿Si esto parece tan simple por qué no se hace? ¿Quién tiene interés en que esto funcione así? Tiene que haber una razón no explícita que explique la causa de tal comportamiento. Mi teoría es que la crisis económica es una estrategia para reorganizar los sistemas sociales europeos en una dirección distinta a la que ha sido hasta ahora seña de identidad europea. Me estoy refiriendo al desmantelamiento del denominado Estado de bienestar. Que las clases conservadoras lo intenten parece lógico, pues sus beneficios son mayores en un sistema injusto que tenga su fundamento en la explotación de una mano de obra barata y abundante. La famosa troika (Bruselas, BCE y FMI) es el instrumento disfrazado de técnica económica para llevar a cabo tal proceso. Pero la complicidad de los partidos progresistas no tiene sentido.

¿Cuál es la alternativa? Flexibilizar el déficit con un espacio mayor de tiempo y relanzar el crecimiento con créditos baratos y abundantes en el mercado, lo que crearía inmediatamente puestos de trabajo y relanzaría el consumo y las exportaciones.

¿Quién lo tiene que hacer? En nuestro contexto, deben ser los órganos democráticos europeos, sin el hiperliderazgo alemán, y con el firme consenso de todos los Estados europeos, autoobligándose cada país a cumplir las obligaciones de eficiencia gestora y demás reglas del juego. También debe aprovecharse esta crisis para configurar las estructuras europeas necesarias que nos conduzcan a la formación de los Estados Unidos de Europa.

El intento neoconservador de desmantelar el Estado de bienestar ya fue puesto en marcha por la pareja Reegan-Tatcher en los años ochenta. Y fue precisamente la Europa socialdemócrata la que consiguió frenar su avance. Ahora son más los coaligados conservadores y mayor su poder por la globalización económica y tecnológica actual. Por eso mismo, debe hacer acto de presencia de manera urgente la política, porque la desafección política también está provocada por los mercados. Pero la política la deben hacer los políticos capaces de hacer política, no los que ya han demostrado su incapacidad. Para ello hay que elaborar un discurso realista y audaz, con una vuelta a los principios éticos y políticos que han hecho potente a Europa y España, y que sea capaz de ilusionar a la sociedad. Todo esto urge porque la gente más valiosa, aunque solo sea por razones biológicas (me refiero a los jóvenes), no puede aguantar mucho más en esta situación. Necesitan un mínimo horizonte para respirar y algún atisbo de esperanza para no caer en situaciones irreversibles.

¿Por qué no se hace? Porque no hay suficiente resistencia civil frente a la manera de solventar la crisis. Los partidos políticos, que son los traductores políticos de las necesidades sociales, no están a la altura de las circunstancias. Más bien están siendo instrumentalizados por las auténticas fuerzas reales para, bajo la apariencia de “solo se puede hacer lo que se puede hacer”, proseguir el proceso regresivo de empobrecimiento popular. Y los sindicatos, la pequeña y última resistencia que nos queda, no están para muchos trotes. Hay que inventar otra forma de hacer política más participativa realmente, con políticos y sindicalistas que salgan de su burbuja y hagan política desde la sociedad que los ha elegido. También los ciudadanos deben ejercer su obligación política participando, resistiendo y proponiendo.

¿Que todo esto que acabo de exponer es retórica literaria? Lo que nadie puede discutir es que desde mayo de 2010 esto va cada día peor. Cada vez hay más parados y más pobres. Los derechos sociales y laborales están hechos añicos. Neutralizar la actual e ignominiosa Reforma Laboral va a costar no menos de veinte años. Crear los puestos de trabajo destruidos va a costar un esfuerzo ingente y una reformulación política y sindical que parece fuera del alcance de los actuales dirigentes. Y todos, organizaciones y ciudadanos, tenemos que modificar profundamente nuestros paradigmas y nuestras conductas.